Hola, pinkis...
Les cuento que desde hace ya varias semanas vengo cargando muchas emociones...
Si bien es cierto esto empezó cuando supe que sería mamá pero, desde que Matías empezó a ser más independiente y a crecer cada día más, estoy descubriendo otra forma de ser madre. Y, como les decía, vengo cargando muchas cosas que necesito soltar. Matías ingresó a la "U". Y muy aparte de ser una gran alegría y orgullo para todos en la familia, no saben lo preocupada que he estado...Sinceramente no sabía lo que era la preocupación hasta ahora. Gracias a Dios todo va bien. Pero ha habido semanas en que me las pasaba preocupada, sentada en mi cama sin poderme concentrar en nada más que en cómo estaba mi hijo; pensando si aceptaban o no a mi hijo, si pasaba su prueba o no, si se lesionada o no y muchas otras cosas más...
Y no tanto por el hecho de que juegue o no fútbol (sinceramente eso es lo de menos por que podría hacerlo en cualquier otro lado) si no porque es lo que Matías quiere para él y se ha esforzado muchísimo para lograrlo y sobre todo para mantenerse en el equipo de sus sueños. Cuando veo a un enano de 7 años sudando por lo que quiere y esforzándose cada semana para seguir con su beca (hasta el punto que empezó a comer sus verduras para estar muy fuerte para sus partidos) me llena no sólo de orgullo si no también de felicidad y agradezco a Dios por regalarme ése enorme ejemplo por parte de mi hijo. A veces uno necesita refrescar la idea de que uno puede hacer todo si realmente lo quiere. PERO DE VERDAD, UNO PUEDE HACER TODO SI REALMENTE LO QUIERE. Yo reafirmo ésta verdad a los 28 años y me alegro de que mi hijo la esté descubriendo a los siete...
0 comentarios